06.02.24

Quisiera decir que me robaron,pero estoy convencida de que yo me deshice de la valentía con la que nací y olvide donde la deje.

Llevo varias noches dándole vueltas a lo mismo, divido las horas intentando convencerme de que todo lo puedo y las horas restantes tiro todo el esfuerzo por envalentonarme, para la mañana siguiente no importa cuanto me esforcé, otra vez tengo miedo, exactamente no sé de qué, pero tengo miedo y es la único certero que puedo afirmar al ras de las palabras.

Pareciera que, un día desperté y contrario a otras veces en dónde sentía que todo lo podía, ahora ya no más, me permití a mi misma minimizar todos mis logros, tire todas mis medallas, quizá alguien más las tiene, y de ser así, yo tampoco las devolvería. Tengo miedo de constantemente tener miedo, pero creo que la cura es, como la cura de mis todos, escribirlo, compartirlo, no quisiera regalarlo, porque nadie lo querría, pero no lo quiero más en mi, en mi casa, en mis sueños, en mi ropa, en mis palabras, porque lo tengo tan presente que he siento que se sienta a la mesa conmigo, a veces creo que puedo verlo, oírlo, compartimos la cena, el camino, la ruta, las mañanas, siempre está, ya no se va.

Pero luego se prende una vela y por momentos se va, pero por alguna razón decido apagarla y no pierde la oportunidad de volver y volver con más fuerza, creo que no le he pedido con la suficiente fuerza que se vaya y que no vuelva más, aquí no existe espacio, pero se aferra, quizá es lo único de lo que debería aprenderle, la fuerza con la que se aferra a mi, que es la fuerza con la que me debería aferrar a mi, a mis logros, a mis éxitos ,a mis vivencias, a mis deseos, a mis sueños, al volante de todos los caminos.

Porque entonces la vela se mantiene prendida.

Enero 10, 2024.

Estoy pasando mucho tiempo cuestionándome el por qué ya no escribo, por qué ya no añoro llegar a casa y tener un encuentro con un pedazo de papel y la tinta, a lo que siempre me respondo sola “no tengo nada que decir” “no tengo tiempo” o la más repetida “no tengo ganas”, esta última es la que más representa mi mentira de todos los días, porque sí que tengo ganas, sí que tengo mucho que decir, siento mucho y ahora que soy más grande de cuando los títulos empezaban a resonar en mi cabeza es que me doy cuenta que hay mucho que decir sobre “ser adulto”, porque a pesar de que ya me lo habían advertido todo me tomo por sorpresa, y es que, tantas cosas que se van,tantas otras que se pierden y unas más que se olvidan.

Todo se vuelve complicado, todo gira alrededor de una rutina, que aunado a que es rutina nunca terminas acostumbrándote, dinero y más dinero, ese que siempre se va pero nunca viene, ahora los padres tienen más arrugar que ayer y no parece que vayan a perderlas, ahora empezamos a guardar duelos en el alma y cargamos con “dolores que nos harán más fuertes” y con “errores que nos enseñarán muchas cosas”, pero ahora es cuando recuerdo que gran parte de mi niñez la pasaba con hambre de crecer y me cuestiono hoy si soy la adulta que deseaba ser, con dolores, errores y una que otra arruga que comienza a aparecer.

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25 de enero de 2023, fue la última vez que decidí darme la vuelta por la curvatura de las letras, de mis letras, de aquellos versos que guardaba cuando no podía más, y visitando mis párrafos de años y meses anteriores me doy cuenta que parece que he perdido un poco el hilo de lo que se deseaba transmitir, porque ahora mismo no lo tengo muy claro.

De lunes a viernes pareciera que quiero hacer caso omiso a aquella libreta que tengo designada para poner mi corazón a remojar un rato entre la tinta y quizá el «pareciera» es una realidad, porque de los sábados y los domingos te mentiría si te dijera que pienso un poco en que contarte, porque la realidad es que no tengo ya mucho que contar.

Pero una vez más, me obligo, me siento y me pongo nostálgica un poco nada más, quizá pensando un poco en casa y los kilómetros que me separan de todo lo que está dentro de ella, de amigas que ya no están, amores que nunca lo fueron y que no me arrepiento de así fuera, de regaños que no merecía, de los abuelos que se fueron sin despedirse, de sueños que pareciera ya no se lograron, un día malo en la oficina, una discusión en pareja, entre otras muchas cosas que han sucedido desde el inicio de este blog poético o no, como quieras llamarlo, la cosa es que, entre tantas pausas, días y meses, cada que vuelvo aquí recuerdo como escribir es una necesidad que no se extingue, no importa el tiempo de la ausencia, escribir es como caer el los brazos de alguna adicción que una vez que caes, tu cuerpo pide más y más, sin importar que exista punto y final.

M-

25-01.23

Lo que realmente importa es la constancia, la constancia de mutar.

Ha pasado un año desde que comencé a contar las veces que los días y los meses me obligaron a cambiar, me obligaron a evolucionar y mutar a todas las versiones que los días necesitaban de mi.

Cambie un martes y para el jueves necesitaba envolverme de nuevo en mi capullo y renacer, renacer cuantas veces fuera necesario para poder observar de lejos y de cerca todo lo que había crecido y aunque no todas las veces fue fácil y no todas las veces paso sin dolor, puedo decir que orgullosamente guardo un pedazo de cada cascarón que decidí romper y otras tantas me vi obligada a hacerlo.

Cambiar duele, moverse duele y alejarse de todo lo conocido también, pero todo eso lleva un recompensa infinita que nunca se termina de cobrar, la bendición de poder mirarse al espejo y de comenzar a contar las arrugas que nunca aparecen en vano, acariciar con la palma de tus manos cada gota de sudor y otras tantas cada lagrima que te recuerda que todo tiene un precio, pero que siempre valdrá la pena.

Porque aún cuando las cosas parecen no valerlo tanto, estás para recordarte una y otra y otra vez, que caminar lejos de casa al final te acerca un poquito más al sol y que con todo ese camino que recorres aprendes que casa siempre esta contigo.

A la inspiración, que nunca se perdió.

Perdóname por el abandono, hace mucho que no nos vemos y no es que no quiera estar contigo, es que no he tenido el tiempo que te mereces para sentarnos y escribir, a veces creo que te perdí en alguna ciudad en algunos de sus centros quizá, o posiblemente te deje en un café a medias, en algún colilla tirada por ahí, en el asiento de la cerveza de hace una semana o puede ser también que decidiste irte, decidiste ir en busca de alguien que te dedicara todas las hojas de aquella libreta que compre exclusivamente para ti.

Me haces falta y aunque trato de buscarte todos los días tengo que aceptar que no siempre lo hago con tantas fuerzas como antes, he dejado aquella pluma que poseías en una esquina y ni hablar de los versos incompletos, ni hablar de las noches en las que siento que me acompañas pero decido dormir en vez de tomarte y arrancarme con la tinta y las letras que por muchas noches eran testigo de tu existencia.

Por eso creo que si aún andas por ahí, si aún la luna, los atardeceres, las Estrellas, el dolor, el amor, la gente, el cielo nublado, las buenas y malas experiencias nos siguen buscando para juntarnos, regresa, regresa porque siempre tendré espacio, siempre tendré una hoja en blanco.

26.08.22

Esa noche se escucho la explosión de dos corazones por todo el mundo.

El tiempo se detuvo y dejamos de respirar hasta que nuestros cuerpos no pudieron más, se inundaron las casas y las calles que daban a nuestras ventanas, la luna se acerco y le conto a la noche que nos habíamos quebrado de manera profunda por primera vez desde que nuestra historia comenzó a escribirse, las estrellas se apagaron por respeto al luto que parecía sería el inicio del fin, fue la noche más larga, con la luna más triste de agosto.

Unificamos nuestras lagrimas dejando lugar a todos los silencios que nunca había tenido oportunidad de mostrarse dolorosos, le vimos el rostro a la desconfianza y su nombre protagonizo cada una de las oportunidades para una reconciliación, cerramos los ojos y alzamos la voz en un grito desesperado por no permitir dejarnos ir, nos abrazamos con la intensidad de todos los kilómetros que no separan, una tomo la fuerza que a la otra le faltaba y funciono.

11/04/2022

He sido tan feliz que no he tenido tiempo.

Me parece que también la felicidad merece su reconocimiento, he pasado los días observando la línea de mi vida y no me queda más que aplaudir y reconocer mi esfuerzo.

Después de intentar abrir tantas puertas y ventanas al fin tuve la llave que abría mis méritos del hoy, ahí me encontré que cada una de mis lagrimas habían merecido la pena, tanto caminar, tropezar y levantarme, incluso muchos rumbos que parecían no llevarme a ningún lugar solamente me estaban preparando para poder saborear el éxito de la mejor manera, entonces recordar todos los malos ratos de pensar que no merecía estar en donde estaba y todas las ocasiones en las que me convencí de que no lograría más solamente me estaban anunciando la dicha que después tendría.

Hoy no puedo sentirme más que agradecida por las bendiciones que hoy me acompañan, las enseñanzas que todos los tropiezos me dejaron, las marcar y cicatrices con las que me quede, porque hoy me merezco absolutamente todo lo que tengo. Ahora me miro al espejo y solo puedo ver una mujer chingona preparada para todo lo que se tenga que venir, lista para seguir creciendo, seguir avanzando, hoy estoy lista para el mañana.

18.02.22

No quisiera que pensarás que cuando las cosas se ponen difíciles dejo de quererte, porque cuando todo marcha en nuestra contra te amo más.

Tome la decisión de salir un rato del camino y mirar desde afuera nuestra vida, tengo que decirte que me ha gustado lo que he visto desde las butacas, el caminar de la mano desde el día uno en que decidimos compartir con la otra lo que somos y cómo cada vez nos sostenemos con más fuerza y con más paz.

También he observado como nos hemos tropezado un par de veces, como no hemos caído y la otra la sostuvo para poder levantarnos, no ha sido fácil, pero la constancia y el compromiso nos ha hecho permanecer a costa de las tormentas que hemos visto directamente a los ojos, hemos sentido el miedo de perdernos, pero me atrevo a decir que esto es tan fuerte que perdiéndonos en esta vida nos encontraríamos en la siguiente.

Hemos evolucionado con las dificultades y con el tiempo, nos adaptábamos a los cambios que la distancia no puso de frente y hasta ahora hemos salido ganadoras, te debo una disculpa y un reconocimiento por todas esas veces que no valoro los esfuerzos ni las victorias que tenemos, es por ello que repito «No quisiera que pensarás que cuando las cosas se ponen difíciles dejo de quererte, porque cuando todo marcha en nuestra contra te amo más.»

Oct. 19

Miento, miento siempre que digo que fue sencillo, miento cuando digo que no me arrepiento porque supe que quería deshacerme de ti desde tu existencia, miento si te cuento que no te lloro de vez en cuando al imaginarme que hubiera pasado si.., miento cuando digo que es una buena idea, miento si te digo que no te imagino de mi mano, en mis brazos, miento si te digo que no me siento culpable, miento si te digo qué no merecías la pena, miento si te digo que no merezco sufrir por tomar aquella decisión tan difícil como tú vida misma, miento si te digo que no te extraño porque a pesar de nunca conocerte lo hago.

4.14 am

Me pregunto si la conquista puede ser eterna, me refiero al enamoramiento diario y al coqueteo permanente y constante, el aventurarnos todos los días por sorprender al otro, estar abiertos a explorar nuevas formas de conocernos, entonces pienso que la conquista eterna es sumamente complicada.

No todas las mañanas podremos amanecer con ganas de enamorar a quien ya se encuentra enamorado o enamorada de nosotros, no todos los días hay incluso tiempo de hacerlo aunque esto a veces no conlleve de mucho más que algo que nos parezca instantáneo o impredecible, quizá un piropo a las 3 de la mañana o una flor que arrancaste del jardín por el que siempre pasas, un dulce que tenías guardado pero que al verlo te recordó a mi, pero no todos los días amanecemos con ganas de enamorarnos.

Y a pesar de que es sumamente complicado permanecer en un estado de conquista rutinaria en donde es imposible tener las ganas de hacerlo todos los días, también es sabio reconocer que la conquista evoluciona y está si cambia diariamente con el crecimiento y evolución de la relación, quizá ya no llames a las 3 de la mañana para decirme que me extrañas pero tengo la certeza de que si yo te necesito a las 4 sin mirar el teléfono dos veces, atenderás, que probablemente no arrancas esa flor del jardín cada vez que pasas pero que si te pido que sembremos uno bastará con desearlo para que traigas todas las semillas de la tierra y también que no siempre traigas aquel caramelo que tenías guardado, pero si necesito que endulces un poco mi vida será suficiente con ver tu sonrisa.

Entonces ponderas y te das cuenta que aquella conquista eterna es probablemente imposible, pero que es justo aquel crecimiento de dos el que te hace darte cuenta que ya no se trata de conquistar sino de acompañarse, de fortalecer el equipo, de estar siempre que se necesite, de ser feliz de a dos.